Cuando Flare Wolf era pequeño, trabajó todo un verano para conseguir la preciada insignia Pirotecnia de los Lobeznos Exploradores. Como receptor, tenía derecho a prender los fuegos artificiales del Día del San Wigglewort, un honor del que se sentía orgulloso sobremanera. ¡Pero el día de la fiesta, una banda de ogros del hielo atacaron la aldea y tomaron como rehenes a todos sus habitantes! Las únicas armas con las que Flare Wolf contaba eran los fuegos artificiales que tenía preparados el pueblo para los actos de esa noche. Uno a uno los fue encendiendo, y lanzó un cegador castillo de pirotecnia que hizo salir huyendo a los ogros. No solo había salvado a la aldea, ¡también había ofrecido a sus habitantes los fuegos artificiales más espectaculares de los últimos 100 años! El maestro Eon quedó tan impresionado que ofreció a Flare Wolf el puesto de pirotécnico oficial de la Academia. ¡Pero tras observarlo en acción, pronto comprendió que sería de más utilidad como Sensei!